«Asturias, Paraíso Natural», la historia.
Esto comenzó en los años 80. Década donde se vivía el boom turístico en España, herencia de las décadas anteriores. Década en la que el Arco Mediterráneo era el escaparate de una España que vendía, fundamentalmente, sol y playa.
Ejemplos paradigmáticos lo eran, y lo son, Torremolinos o Benidorm. Muy bien resumidos, por cierto, en ese gran logo del Sol de Miró todavía vigente. Poca gente sabe que Asturias intentaba “competir” turísticamente con un eslogan que era “Llanes 30 playas”.
Casualidades de la historia, el 30 nos vuelve a acompañar.
Fue en esos años cuando un equipo del Gobierno del Principado, coordinado por el presidente Pedro De Silva, apostó por Asturias. Por la Asturias real. Por lo auténtico. Por sus valores, su historia y por su idiosincrasia. Es cuando ese equipo hizo miles y miles de kilómetros… sin salir del Principado. Hay que recordar que, por ejemplo, de Oviedo a Taramundi (160km aprox.) se tardaban cuatro horas.
El ejemplo de Taramundi no es casual porque, entre otras cosas, se apostó por el turismo de interior y rural. Y precisamente allí, en el año 1986, nació el primer hotel rural de España, la Rectoral.
Fueron años frenéticos. Fueron años de asturianos que no sólo amaban a Asturias. Querían que también se amase a Asturias. Y para eso, en el mundo del turismo, hacía falta crear algo. Un logo. Una marca. Traducir la esencia de Asturias en una imagen: Nació nuestro Asturias Paraíso Natural.
El logo
El responsable fue el diseñador catalán Arcadi Moradell Bosch. Un enamorado de Asturias a la que siempre consideró su segunda casa.
Imágen vía: http://camposvisuales.blogspot.com.es/2014/10/asturias-paraiso-natural-arcadi-moradell.html
Diseñó “una ventana” evocadora. Una ventana abierta a Asturias con lo que, inmediatamente, atrapa y hace participar, de manera activa, a cualquier espectador, compartiendo con él parte de la magia de esta tierra.
La “ventana” en sí se inspira en la triple arquería de uno de los dos miradores del Palacio de Ramiro I, hoy Santa María del Naranco, icono del Arte de la Monarquía Asturiana o prerrománico y esencia del tremendo patrimonio cultural de Asturias y de la propia historia de España.

Santa Maria del Naranco
El paisaje asturiano
De fondo el espíritu de esta tierra: mar, playa, monte, brañas, lagos y montaña. Y el sol recordando que no siempre llueve en Asturias. Pero llueve. Nadie lo niega.
Si no fuese así, no tendríamos este verde que incluso asombra a las personas que nos visitan y que están acostumbrados al verde. Por ejemplo cántabros o gallegos. Y asombra porque los matices son infinitos. El logo juega con algunos de ellos. Pero dependen de la luz. De esa luz tan cambiante que tiene Asturias y que rindió incluso al mejor luminista de España, Sorolla, los tres veranos que pasó aquí a principios del siglo XX.
Uno puede “perderse” en el verde y en las bóvedas que los árboles forman a los lados de las carreteras en no pocos lugares. Casi podemos volver a la época en que se decía que una ardilla cruzaba España…sin tocar el suelo. Los verdes de Asturias se cuelan en el alma de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Hay muchos asturianos que reconocen que de pequeños pintaban el mar de verde, no de azul o negro… Y es que parece invadir hasta al mismísimo Cantábrico.
El Mar Cantábrico
Un mar tan bello como peligroso. No es exagerado decir que cuando se cabrea hasta quiere llegar al cielo. Brama y bufa. Es un mar que tiene muy buen gusto y desea comerse a Asturias dándole mil mordiscos. Escondidas playas y pequeñas calas dan fe de ello. Algunas casi impenetrables.

El Mar Cantábrico. Bello y peligroso a la vez

Pequeñas calas con encanto en Asturias
Los bosques y la montaña asturianos
Cada vez más penetrables son sus bosques. Las letras del logo de Asturias Paraíso Natural intentan transmitir la forma y texturalidad del roble. Del carbayo, el árbol de los vivos como lo es el tejo de los muertos. Los árboles están muy presentes en la riquísima mitología asturiana. De carbayo precisamente es el alma de la Cruz de la Victoria, símbolo de la bandera del Principado y cuyos remates trilobulados se intuyen también en el acabado de las letras del logo.
El mayor robledal de Europa está aquí. Es sólo un ejemplo. Los bosques están vivos en Asturias. Muy vivos. Y viven con las estaciones. Parece una redundancia pero no lo es. En Asturias está muy marcado el ciclo estacional con lo que ello implica en el plano cultural, cultual y gastronómico. El ciclo estacional es perenne y necesario, como decía Hesíodo: por algo era agricultor además de filósofo.

Bosques de Asturias
De Asturias magnetiza la montaña. Es imposible no levantar los ojos y quedar impasible. Es la atracción que genera nuestro poso humano que, desde siempre, se ha visto atraído por ella. Lugar de dioses y leyendas. Lugar de muerte y lugar de vida siempre ha marcado y dibujado a Asturias. Mar, montaña y ríos, de hecho, siguen dibujando al Principado. Asturias: Siempre aislada pero, a la vez, siempre sabiendo que el río tiene dos orillas y que la montaña tiene varias caras.
Entre tantos verdes el espejo del cielo en los lagos de Asturias. Da igual que tengan origen en lágrimas divinas, en glaciales o en la mano del ser humano. Los lagos se pueden ver grises, azules, verdes… o todo ello. Son auténticos tesoros llenos de vida.

Lago Ercina. Picos de Europa
Como decía al principio, esta historia comenzó en los años 80. Hace algo más de treinta años. Hoy, sin duda ninguna, Asturias tiene uno de los logos y una de las marcas más reconocibles y permanentes de España. Uno de los más longevos del mundo. El secreto es haber dado con parte importante de su esencia. Con modestia, con humildad. Reconociendo qué es lo que se tiene, que es mucho, y sus limitaciones. El logo no se inventa nada. El logo es Asturias. Su imagen.
Esta es una historia contada por un guía de turismo de Asturias.
Hay treinta historias más para ser contadas el 6 de junio cuando se celebren con 30 rutas el aniversario del logo. Y yo y mis compañeros, los guías de turismo de Asturias, estaremos ahí. Con el logo que se ha renovado en algunas ocasiones ya que nada es eterno. Porque, y esto es aplicable para cualquier ámbito de la vida, hay que intentar siempre ser el mejor pero nunca creerse el mejor.
En todos y cada uno de nosotros está el continuar este camino y en celebrar muchos aniversarios más. Y, sobre todo, en mantener esta imagen que resume el alma de Asturias: Un auténtico Paraíso Natural que no olvida y que si se pisa jamás se olvida.
David Estévez Villalón Guía Oficial de Asturias nº 39
1 comentario
Manuela · marzo 6, 2018 a las 4:47 pm
Cuando dais los premios este año